viernes, 3 de enero de 2014


ESPERGESIA

El título alude a la combinación de dos palabras: esperanza  y génesis que se traduce como destino y origen. El poema presenta al ser humano como un sujeto rebelde que despierta a la vida cuando lo divino experimenta el ocaso en su existencia. Se experimenta la soledad en el mundo por la falta de relación con Dios: de ahí la angustia.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
 
Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
 
Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.
 
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
 
Hermano, escucha, escucha...
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
 
Todos saben que vivo,
que mastico... y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de féretro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.
 
Todos saben... Y no saben
que la Luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el misterio sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.
 
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.
 

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